El Mindfulness para niños nos brinda toda una serie de posibilidades para mejorar desde bien temprano su atención, para ejercitar su cerebro en la empatía, en la calma y la gestión emocional. Asimismo, iniciar a nuestros pequeños en el mundo de la meditación facilita que puedan conectarse mucho mejor consigo mismos. El propósito es que sean más hábiles a la hora de desenvolverse en cualquier entorno y especialmente en el cotidiano.
Sabemos ya que hacer uso de una atención plena en nuestro día a día nos brinda múltiples beneficios en nuestro complejo mundo de adultos. Por ello, tras una formación inicial por mi parte desde el mes de enero, hemos comenzado a introducir dinámicas mindfulness en nuestro aula. La hora de la merienda, después de la clase de E.F., tras el recreo o antes de un examen son momentos en los que estas técnicas tienen sus frutos y así lo estamos haciendo. Os muestro ejemplos de algunas de las dinámicas.
Respiración consciente:
El primer paso para adentrarnos en el mundo mindfulness es aprender a respirar y regular nuestra respiración. Así, comenzamos con diferentes ejercicios para ello.
Aprendemos la postura correcta para las
respiraciones.
Técnica del escalador: sube la montaña (inspiramos)
y baja la montaña (espiramos).
Técnica del leñador: cogemos aire para soltarlo
al cortar un gran tronco.
Merienda consciente:
Con las prisas por salir al recreo, muchas veces se toman la merienda demasiado deprisa, sin disfrutarla. Por ello, hemos aprendido a tomar nuestra merienda con todos nuestros sentidos: la observamos, la olemos, la tocamos y, por último, la saboreamos.
Reflejamos nuestras emociones:
A través de diferentes canciones, los niños han plasmado sobre el papel todo aquello que les producía la audición, desde un garabato hasta una escena.
Los resultados son increíbles por lo que continuaremos en el tercer trimestre con este tipo de dinámicas.